sábado, 9 de mayo de 2009
Émbolo revisitado/ boda.
Ningún animal que vuela puede ser una rata. Todo es así de rotundo y de amarillo. Ella se acerca pero no es ella en absoluto. Está disfrazada; es la única manera de que nos enseñe las piernas. Luego hay quien come helados pero no por esto desaparece el coágulo. Qué bonitas las bodas nadie sabe nada de las bodas. Siempre creerás que tu opinión es incorrecta como el amor o los vagabundos. Vestir trajes de etiqueta mientras el tiempo sea breve; las bodas; nadie ha estado en las suficientes. Lame el helado con tu lengua deseable. Los coches no están permitidos en ningún paisaje excepto si el paisaje tiene que ver con los coches. Te has mirado muchas veces en el espejo pero esa no eres tú; en realidad no sabes como andas. Se intenta y se fracasa, el émbolo es el reinado como una mujer asexuada. De las bodas sólo puede opinar el que ha estado en pocas o más bien todo lo contrario. La localización no está en el recorrido de nadie. Es exactamente la hora de la columna. La biología es exacta pero algunos animales chirrían. Las montañas son más altas cuando tú te las propones. Todos los carritos de la compra están escondidos en el mismo sitio. Los bebés se acercan y su olor no es diferente. Puedo recordarlo absolutamente todo. Nadie tiene una necesidad insana lo que definitavemente me entristece. Acarrea tus cuadros por la arboleda que palpita. A todos nos gusta volver a la infancia y comer muchos helados. La mentira es encantadora y universal como las torres hechas hace mucho tiempo. Si alguien no parpadea durante mucho tiempo no te fies de él, pero ámale. Tu curiosidad es mentira porque yo la creado y no puedo ser curioso conmigo mismo. No puedes hacer dos cosas especiales seguidas. Hay un número limitado de muertes. Cuando la gente viaja sonríe. Lo especial no existe, sólo es posible ser observado. O estás donde pasa la gente o es la psicopatología. No entiendo a los demás por su ignorancia o su resignación; lo bovino de sus caras. Tus juicios son una casualidad determinada por tus ojos. Envuelves a tus hijos en plástico. Desconfías de las bicicletas y todo es afilado en tus ojos. Deberías agacharte más y tu camiseta estar más mojada. El sillín de la bicicleta entra en contacto con tu orificio húmedo. Nadie debería decir nada nunca.
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